lunes, 22 de febrero de 2010

Ahora comienza el trabajo de verdad

n medio del clubhouse de los Rojos en sus instalaciones para los entrenamientos, el lanzador dominicano Edinson Vólquez bromeó que iba a dejarse las trenzas para que se parecieran a las de Bob Marley.

Los también quisqueyanos Johnny Cueto y Pedro Viola "relajaron" a su compatriota Francisco Cordero, diciendo que sus zapatos parecían esquís cuando estaban colocados uno encima del otro. Y el asistente especial del equipo, el dominicano Mario Melvin Soto, estuvo entre todos, observándolo todo.

Cerca de ese círculo de quisqueyanos se encontraba el novato cubano Aroldis Chapman, frente a su casillero. Alguien le gritó para ver qué pensaba del diálogo que se escuchaba.

Eso es...parece que todo el mundo quiere saber qué opina el zurdo Chapman de todo lo que le rodea en sus primeros entrenamientos como pelotero profesional. Todo el mundo sabe de su potencial, su pacto de seis años y US$30.25 millones y la familia que dejó en Cuba.

Pero, ¿qué de Chapman desde ahora? ¿Cuánta madurez tiene a sus 21 años de edad? ¿Cómo será en cinco años?

"Me recuerda a mí cuando subí a Grandes Ligas", dijo Cordero. "Es callado y no habla mucho, hasta en español con nosotros. Entiendo eso. Cuando no conoces a nadie a esa edad, es importante que demuestres algo de respeto. No quieres llamar la atención o que te digan muchas cosas. Simplemente trabajas y cuando es tiempo de que hablas, hablas."

Cordero, el más veterano entre los pitchers latinoamericanos de los Rojos, tiene fama de mentor desde sus tiempos en Texas y Milwaukee. Aún no habla con Chapman sobre las responsabilidades de ser un atleta profesional, pero siempre está dispuesto a hacerlo. Es que no quiere forzar nada.

Los Rojos quieren que las amistades de Chapman se formen de manera natural.

"Me gusta dejar que los peloteros se junten por su cuenta y que sus relaciones evolucionen", dijo el manager del equipo de Cincinnati, Dusty Baker. "El nuevo no quiere caer en un grupo específico de una vez, así que hay que interactuar con todos y conocer a la gente.

"Es tímido, pero eso era de esperarse ahora", continuó el capataz. "Muchas cosas son nuevas para él. Está muy callado."

¿Callado? El primera base cubano de los Rojos, Yonder Alonso, se ha hecho amigo de Chapman, y lo describe como todo un personaje.

"Ambos venimos del mismo país y tenemos las mismas metas", dijo Alonso, de 22 años de edad y cuya familia recibió permiso para abandonar Cuba en 1995. "Uno juega para los Rojos, pero también tu familia y esa bandera cubana. Estados Unidos te da todas las oportunidades y es increíble, pero tu país representa tus raíces. Ahí es que somos dos, por esa sangre cubana que llevamos en nuestras venas."

Según Alonso, en algún momento Chapman necesitará la ayuda de los otros latinoamericanos en los Rojos.

"Es difícil venir a este país y como latinos, todos hemos experimentado lo mismo, así que lo ayudaremos lo más posible", dijo el inicialista. "En cuanto a la comida, no hay problema, todos sabemos cocinar."

La situación de Chapman también recuerda a Alonso a lo que hizo su propio padre. Luis Alonso fue cátcher y coach por Industriales de la serie nacional cubana. Ponderó desertar, pero nunca lo hizo.

"Mi padre lo pensó, pero no lo hizo porque no nos quería dejar", dijo Alonso. "No creo que la gente entienda lo difícil que es dejar la familia. Nunca volví a ver a mis abuelos cuando nos fuimos cuando yo tenía ocho años. Aquí, puedes tener tu familia, pero en Cuba no. Ya te fuiste y quizás no los vuelvas a ver."

Hasta ahora, Chapman ha tirado dos sesiones del bullpen, y se medirá a bateadores en esta semana. En unas semanas lanzará en un partido de pretemporada.

Su mecánica no es lo que será a mediados de la campaña, pero eso es normal para los pitchers en los entrenamientos-sobre todo los lanzadores jóvenes. En ese sentido, Chapman es como los demás jóvenes del mundo.

"Tengo una hija de 22 años", dijo el coach de pitcheo de los Rojos, Bryan Price. "Tienes que entender la edad de la persona y dónde están en la vida. Es un muchacho, como lo son muchos en nuestro clubhouse. Es un proceso de maduración."

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