lunes, 1 de febrero de 2010

El precio a pagar

Cuando llegaron Kevin Garnett y Ray Allen a los Celtics en 2007, la franquicia pasó de padecer un viaje en carreta a disfrutar un trayecto en limusina.

La mutación fue completa. Danny Ainge y Doc Rivers, hasta ese entonces dos de los blancos más fáciles del público verde, pasaron, gracias a un atrevido movimiento de fichas, a ser un dúo tan arriesgado y emocionante como Starsky y Hutch.

Se necesitaba un viraje urgente y no había otra manera de hacerlo: había que apretar el acelerador a fondo y atravesar los aros de fuego.

Aunque sea con los ojos cerrados.

Lo cierto es que la movida le dio a los Celtics un plus notable como equipo. Se construyeron a partir del Big Three e incluso consiguieron un campeonato en la primera temporada que los tres emblemas jugaron juntos.

Ahora bien, quizás cuando compraron el envase lujoso del terceto estrella, se olvidaron de mirar un detalle crucial: la fecha de vencimiento.

Las voces apocalípticas que golpeaban la puerta del BankNorth Garden en la primera temporada anunciaban un desgaste lógico producto de la edad. En aquella oportunidad, las alertas eran exageradas.

Hoy en día, no pueden ser más reales.

Los Celtics necesitan volver a pegar un golpe de timón. La solución del Big Three fue muy acertada en su momento, pero se trató de una movida a corto plazo. Sirvió para que jugadores como Rajon Rondo y Kendrick Perkins diesen un salto notable en su juego, pero si la idea es volver a pelear un campeonato, quizás sea el momento de pensar en algún intercambio.

Sea como sea, Boston aquí es víctima de su pasado exitoso. Todos los equipos que han conocido la mezcla de sabores de habanos y champagne tras un campeonato, se ensamblan de una manera potente, generan una piel que luego se hace imposible quitarla.

Cuando los triunfos se repiten noche a noche, no hay nada mejor que esa piel impregnada. Algunos le dicen estilo, otros mística, otros sólo costumbre. Cuando se está en la cima, ese convencimiento sólo puede traer más triunfos.

El problema es cuando se empieza a caer en picada, porque... ¿Cómo hace un equipo para quitarse esa piel cuando empieza a desprender un aroma extraño? ¿Cómo convencerse de estar haciendo lo correcto si justamente era eso lo que antes daba los triunfos? Todo pasa por la fecha de vencimiento.

Lo que está pasando con los Celtics y los años, es lo mismo que empezó a suceder con los Spurs en la temporada pasada. Los éxitos hacen que nadie tome la decisión para reemplazar a los jugadores insignia. ¿Cómo voy a quitar al que me dio todo hace apenas un par de años? Lamentablemente, los equipos tienen que, a veces, tomar decisiones drásticas. Aunque fanáticos y compañeros no lo entiendan en el presente inmediato, es mejor eso que ver a un enfermo de cáncer pretender mejorar tomando pastillas para la garganta.

Los milagros existen, pero...

Los Celtics sufrieron en la noche del domingo un parcial de 20-8 en los últimos nueve minutos del partido, incluyendo un tiro decisivo de Kobe Bryant ante Ray Allen en el último segundo (Kobe, siempre Kobe), que le dio la victoria al equipo angelino.

Además, han sufrido seis derrotas en los últimos ocho juegos (6-11 en los últimos 17, tras un arranque de 23-5), lo que indica que algo tiene que cambiar para que el tiempo de playoffs sea extenso en esta temporada.

Ahora bien, el cambio que parece ser más funcional al equipo de Boston es, precisamente, el de Allen. Antes del partido del domingo, la ofensiva de mitad de cancha de los Celtics tenía un 46.8% en TC, perdía 14.4 pelotas por juego y un promedio de 0.94 puntos por cada ofensiva realizada.

Allen terminó con siete puntos, producto de 2-10 en TC y 0-6 en triples. Además, falló el último tiro del juego que le hubiese dado el triunfo a Boston.

"No puedo decir que estoy preocupado, porque no es que me van a decir 'Ray, fuiste intercambiado y debes mudarte a Marte... No lo miro, de todos modos, como si me gustara. Si sucede, simplemente me iré y jugaré donde corresponda. Ya estuve ahi. Conozco esa situación, cuando no esperaba ser cambiado, y me sucedió. No me preocupo por eso", dijo Allen días atrás al ser consultado por rumores que vinculaban una salida del equipo.

Los últimos años del veterano escolta han estado debajo de lo esperado. En parte por lesiones y en parte por un bajón en el juego producto del físico.

Sumemos a eso las constantes lesiones de rodilla de Kevin Garnett -el hombre clave de Boston en estos últimos años- y las preocupaciones que acarrea cada vez que emite un gesto de dolor: no olvidemos que KG volvió la temporada pasada y un tiempo después se bajó por todos los playoffs.

Queda el turno de Paul Pierce, uno de los mejores defensores en el puesto de alero de toda la NBA y un definidor de partidos exquisito. En esta temporada también conoció la enfermería por un drenaje que tuvo que hacerse en la rodilla, y sus números están volviendo a ser, poco a poco, los de antes. No deja de ser una gran noticia para Boston.

Más allá de todo, lo que está sucediendo aquí entra en el terreno de la lógica pura: los Celtics están pagando el precio del éxito. La veteranía que antes se traducía en experiencia, ahora puede ser una mochila cargada de ladrillos.

Aunque suene curioso, hay que empezar a darle algo más de ayuda a Rajon Rondo en el traslado.

Por lo tanto, es tiempo de hacer algunas modificaciones. La directiva ya mostró tiempo atrás su muñeca prodigia para cambiar una situación nefasta en un sueño de héroes. Con la mitad de temporada por disputarse, el desafío está en carpeta.

Habrá que afrontarlo o quedarse al costado del camino.

No hay demasiadas opciones.

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