miércoles, 20 de enero de 2010

Día de cobro

Tim Lincecum pidió un récord de $13 millones en arbitraje salarial el martes -- $5 millones más que lo ofrecido por los Gigantes de San Francisco. Pudo haber sido mucho peor para San Francisco. El Timmy digital de los comerciales de videojuegos no es elegible para arbitraje hasta "MLB 2K11".

El arbitraje salarial es algo maravilloso. Un jugador somete una cifra que multiplica por 10 veces su salario anterior (o en el caso de Lincecum, 20 veces). Su equipo somete una cifra que multiplica por cinco veces el salario anterior. Ambas partes presentan sus argumentos frente a un árbitro independiente, quien sólo puede escoger entre una cifra o la otra. Así que el jugador se lleva el premio gordo sin importar lo que pase.

Pocos casos llegan a una audiencia, sin embargo. De los más de 200 jugadores que eran elegibles para el arbitraje este invierno, sólo 38 no han llegado a un acuerdo de contrato. Y la mayoría de los 38 jugadores cerrarán su caso antes de la audiencia, así como -- algunos equipos no han llegado a una audiencia de arbitraje en más de una década.

¿Por qué pasa eso? Supuestamente, se hieren los sentimientos en el arbitraje. El jugador y su agente comienzan a señalar que el jugador tuvo un OPS de .897 el año pasado, lideró a todos los jugadores comparables en carreras y extrabases, tuvo un porcentaje defensivo de .995, ayudó a poner 6.200 fanáticos adicionales en las gradas el día en que regalaron un muñeco con su parecido, y por lo tanto se merece $6,4 millones. El equipo contraataca con argumentos de que aunque el jugador fue muy valioso, también bateó para promedio de .178 con corredores en posición de anotar, tuvo el peor alcance defensivo de los jugadores de su posición, lideró la liga en rodados de doblematanza, sufrió un caso desafortunado de mal aliento, y por lo tanto sólo se merece unos $4,9 millones. El jugador luego se enfada, tira la puerta de la sala de audiencia y se queja ante la prensa de que "si eso es lo que ellos piensan en realidad, entonces tal vez deberían cambiarme a un equipo que me aprecie de veras".

El jugador gana su caso, pero sigue fastidiando toda la primavera y durante las primeras semanas de la temporada. Los aficionados comienzan a abuchearlo, el equipo termina en quinto lugar y el manager es despedido.


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Pase lo que pase, Tim Lincecum aumentará su cuenta bancaria considerablemente
Es una situación de perder o perder para el equipo. El equipo puede perder la audiencia de arbitraje, en cuyo caso tendrá que pagarle al jugador más de lo quisiera pagar. O el equipo puede "ganar" la audiencia, en cuyo caso también tendrá que pagarle al jugador más de lo que quisiera pagar y escuchar sus quejas durante toda la temporada. Negociar un salario intermedio entre ambas cifras es simplemente la opción menos mala.

Todos podemos identificarnos con esto en el mundo real, donde los empleados tienen su propia versión del arbitraje salarial. Se llama revisión anual de desempeño, pero funciona un poquito diferente.

Como en la audiencia de arbitraje, tú te reúnes con tu jefe y esbozas todos tus logros. Tú hablas sobre cómo alcanzaste todas tus metas de la revisión del año anterior, cómo cumpliste cabalmente con las tareas durante las vacaciones del jefe o la jefa, y que la productividad de tu departamento aumentó en un 22 por ciento. Y luego, de forma cortés tú solicitas un aumento de 10 por ciento, con la esperanza de recibir un cinco por ciento. El jefe asiente simpáticamente y te felicita por tu buen trabajo, pero luego señala que tú pasaste demasiado tiempo de la compañía haciendo apuestas de básquetbol y hablando sobre tu equipo de fantasía de fútbol americano, todos tus informes llegaron tarde, te marchaste temprano muchas veces para ser coach del equipo de fútbol de tu hijo, y que se han recibido varias quejas de hostigamiento sexual debido a ciertas fotografías en tu computadora.

Tal como un jugador en arbitraje, tú te marchas herido y molesto. A diferencia de un jugador, tú no recibirás un aumento que multiplique por 10 tu salario anterior. Eso sucede porque el jefe también es el árbitro. Él o ella te da un discurso sobre cómo han bajado las ganancias, cómo se ha reducido el presupuesto proyectado, cómo pueden ocurrir algunos despidos y, finalmente, cómo tú debes sentirte con suerte al recibir un aumento de 1,2 por ciento -- y, por cierto, necesitarás trabajar durante algunos días de fin de semana para ganártelo.

En otras palabras, los jugadores que van al arbitraje tienen que fortalecer su carácter. Así que el equipo dijo algunas cosas que no eran muy gratificantes -- ¡brega con eso! Fuera del béisbol, los empleados no reciben aumentos de $4,5 millones para aliviar sus sentimientos heridos. En el mundo real, si tú quieres recibir tratamiento por las heridas provocadas por la revisión del desempeño, tú tienes que escribir un cheque de copago para el médico -- que, se le olvidó decir a tu jefe, aumentó unos $20 por visita.

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