Cuando hombres como Mark McGwire hacen su mea culpa por haber consumido esteroides por telecadena nacional, no pedimos más que eso.
Todo lo que queremos es que parezcan auténticos, que suenen sinceros y que aparenten sentir verdadero remordimiento. Mark McGwire hizo todo lo anterior el lunes por la noche, en medio de lloriqueos que denotaban dolor y angustia.
También queremos que expresen arrepentimiento, que nos digan que realmente lo lamentan mucho, mucho, mucho, muchísimo. Y McGwire también hizo eso -- como unas 75 veces, de hecho.
Y, finalmente, queremos que estos hombres se hagan responsables de sus propias acciones -- no que culpen a sus médicos o "la cultura" o sus primos tontos y con falta de conocimiento. Y aquí hay una cosa más que puedes decir de Mark McGwire: No arrastró a nadie más que a él en este lío.
Getty Images
Mark McGwire no quiso hablar de esteroides en el 2005
De modo que el Mac Man hizo todo lo que necesitaba hacer en la extraordinaria conversación en vivo que duró una hora con el genial Bob Costas, en MLB Network, el lunes por la noche.
Fue una fuerte hora de ojos enrojecidos, lágrimas y un tormento insoportable. No fue nada fácil para McGwire hacer lo que hizo o decir lo que dijo el lunes. Y me quiero asegurar de reconocer este punto.
Pero una vez que pasó esa hora, no pude parar de hacerme la siguiente pregunta, que seguramente se hicieron unos cuantos estadounidenses más:
¿Este hombres realmente entiende las implicaciones de lo que hizo?
No sólo por cómo se perjudico él mismo. Y no sólo por las personas que lo quieren y que lo apoyaron.
Sino por lo que le hizo al deporte.
Por lo que le hizo a su deporte.
A un deporte que necesitó de su verano mágico en 1998 mucho más que la necesidad que tiene McGwire ahora de conseguir nuestro perdón.
Y a todas las personas que quedaron encantadas con ese verano especial y disfrutaron de una de las historias más atractivas de este deporte.
¿Realmente entiende lo que les hizo a ellos?
No lo creo. No creo que lo comprenda en toda su extensión. El lunes nos dio muy pocas razones para creer que entiende esta parte de la ecuación. Desafortunadamente para él, esta es la parte más importante de todas.
¿Realmente puede pensar que los esteroides que consumió no tuvieron nada que ver con los 70 jonrones ese verano? Wow.
¿Realmente está convencido de que no hubo ni una mínima conexión entre las drogas que consumió y los números que acumuló? Caramba.
Vamos, Mark. ¿Realmente puedes ser tan ingenuo? ¿Todavía puedes ser tan ingenuo?
Y esto es lo más duro que voy a decir: Acepto su premisa.
Estoy dispuesto a creer su fundamento. Que comenzó a consumir esteroides porque estaba destrozado, porque cada vez se sentía más frustrado y porque estaba dispuesto a probar cualquier cosa para ayudar a que su cuerpo se recuperara.
¿Esa es la razón por la que los consumió? Vamos, ¿adivinen qué? Él no ha sido el único.
Momento de despotricar un poco: Siempre he pensado que simplificamos demasiado las razones por las que muchos jugadores han consumido sustancias que aumentan la capacidad física.
Te sorprendería conocer la poca cantidad de estos jugadores que de hecho creyeron en su momento que estaban "haciendo trampa". Y si sigues pensando que la mayoría consumió estas sustancias porque se levantaron una mañana y decidieron quedar en la historia o romper records, has visto demasiadas películas de Oliver Stone.
Estoy totalmente convencido de que cientos de jugadores ingirieron estas drogas para recuperarse o para mantenerse en buen estado físico, para volver al campo de juego o para poder permanecer en el mismo o simplemente para soportar una temporada terriblemente larga.
Ya hemos escuchado esa coartada millones de veces. No puedo decir que la creo cada vez que la escucho. Pero en el caso de alguien como McGwire, quien se había convertido en un desastre médico, es una razón legítima -- para mí, de todas formas.
Salvo que en su caso -- lo reconoció él mismo -- no funcionaron.
Contó la historia a Costas en la sala de su casa: Empezó a consumir esteroides antes de la temporada de 1994. Y los siguientes dos años se volvió a lesionar. Pero de todas maneras…
"Por alguna razón", dijo, "los seguí consumiendo".
¿Por alguna razón los siguió consumiendo? No fue nada agradable escuchar cosas como esas.
Debería confesar en este momento que hace mucho que conozco a McGwire. He disfrutado de las coberturas que hice sobre él. Reconoceré que le tomé aprecio con el tiempo. Pude conocer lo buena persona que era y lo buen compañero de equipo que era.
De modo que me gustaría ver que cambie su vida, que reescriba su historia, que él mismo prepare un final feliz. No me agrada verlo sufrir. Pero hay algunas cosas que dijo el lunes que simplemente no alcanzo a comprender. Tales como…
• No recuerda el nombre de lo que consumió -- ¿aunque lo hizo "de manera constante" durante al menos cinco años?
• Repitió una y otra vez que su récord de jonrones era "auténtico" -- ¿y de todas maneras tuvo que llamar a la esposa de Roger Maris, Patricia, el lunes, y admitió que si los hijos de Maris sentían que tenían que considerar que su padre realmente era dueño de sus records, "tienen todo el derecho" de sentirlo así?
• Pudo decir, sin pensarlo, que no recuerda a ningún jugador que le hablara de los esteroides, ni siquiera una vez -- ¿pero dice que "si alguna vez alguien lo hizo, no me acuerdo, tomé el camino contrario"?
• Le dijo a Costas, una y otra vez, que lo que logró, incluso después de tomar esteroides durante años, fue por una combinación normal de fortaleza mental y el talento que le dio Dios -- ¿y de todas maneras dijo más tarde que si algunos de sus bateadores de los Cardenales le preguntaran por las sustancias que aumentan la capacidad física, les diría que son "sólo una ilusión"?
Estas fueron las declaraciones, amigos, que para mí no tuvieron sentido. No se puede conectar los puntos anteriores de manera lógica. Pero salieron de la boca de Mark McGwire por cadena nacional el lunes. Y seguramente no han ayudado a su causa.
Pero mientras que repaso algunas de las demás confesiones de las que hemos sido testigos durante el paso de los años, he aprendido algo importante:
A las personas no les interesan demasiado los detalles, ¿no?
Piénsalo. Jason Giambi nunca dijo precisamente qué fue lo que hizo. Alex Rodríguez nos dio dos versiones diferentes de "La Verdad" en un lapso de dos semanas y media. Y Manny Ramírez todavía no ha explicado cómo es que las drogas de fertilidad femenina llegaron a su torrente sanguíneo.
¿Y qué hay de la Trifecta de Confesión?
Todos estos muchachos hicieron tanto sentido como Lady Gaga. ¿Y sabes qué? A nadie le importa. O a casi nadie.
¿De modo que por qué alguien cree que lo del lunes fue una especie de noche desastrosa en la vida de Mark McGwire?
En comparación con las otras tres confesiones, este hombre fue más verdadero, mucho más compasivo, mucho más natural y se lo vio mucho más arrepentido.
No diré que tengo realmente claro de qué es lo que se arrepiente. Pero al menos quedé 100 por ciento convencido de que realmente está arrepentido -- de lo que sea que esté arrepentido.
Y el hecho es que la historia nos dice qué es lo que los estadounidenses piden.
Las lágrimas, el dolor, el arrepentimiento -- Mark McGwire nos dio todo eso.
Las palabras que usó -- mmm, nadie las escuchó con verdadera atención de todas formas.
¿Debió haberlo dicho de otra manera, conectado los puntos que no tuvieron sentido, reconocido el daño que le causó al deporte? Eso es algo que me hubiese gustado.
Pero también dijo el lunes que le sigue doliendo que la "última imagen que todos tienen de mí es parado en el Congreso con la mano derecha en alto". De modo que ahora nos ha dejado con una nueva imagen: Un Rey del Jonrón en llanto, diciéndole al país: "Espero que todos se den cuenta de cuánto lo siento".
Y por suerte para él, en esta hermosa tierra en la que vivimos, esa es una imagen perdurará en el tiempo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario